Por Benito Camelo
¡Sorpresa! Politólogos y diplomáticos se han quedado boquiabiertos; el 47º Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha firmado una orden ejecutiva que prohíbe al Canciller de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, denunciar enérgicamente cualquier cosa, sobre todo si está relacionada con Estados Unidos.
Según fuentes de la Casa Blanca, la orden ejecutiva, titulada "Silencio en la Furia", declara que "a partir de este momento, el Canciller Bruno Rodríguez Parrilla debe expresar sus desacuerdos con un tono moderado y un volumen no superior al de una conversación en una biblioteca".
🇺🇸 | URGENTE: Donald Trump firma una orden ejecutiva donde le prohíbe a Bruno Rodríguez Parrilla denunciar enérgicamente. pic.twitter.com/YRTYGLrkV2
— Alerkiel 👺 (@alerkiel) February 1, 2025
El documento, redactado aparentemente con la misma precisión que se usa para contar los votos en Florida, estipula que cualquier violación de esta orden resultará en la imposición de "sanciones de cortesía", que incluyen, pero no se limitan a, el envío de cajas de cheeseburgers de McDonald's a La Habana, cortesía del propio Trump.
"Estamos cansados de escuchar a gritos sobre el bloqueo y las injusticias. Queremos quejas en susurros, con una sonrisa, y quizás con un poco de salsa", declaró Trump en una rueda de prensa improvisada mientras intentaba, sin éxito, pronunciar correctamente el nombre del canciller cubano.
La reacción internacional no se ha hecho esperar. El Secretario General de las Naciones Unidas ha pedido "una pausa diplomática para evaluar la viabilidad de la diplomacia en susurros". Mientras tanto, en Cuba, los ciudadanos han comenzado a practicar el arte de la "denuncia sutil", con muchos practicando sus mejores miradas de desaprobación y suspiros de resignación.
Bruno Rodríguez Parrilla, por su parte, ha respondido con un video donde, manteniendo un tono bajo y una expresión de perplejidad, comenta: "No tengo palabras... o mejor dicho, no tengo gritos. Pero, ¿qué es esto? ¿Una broma de abril adelantada?"
Los expertos en relaciones internacionales están divididos. Algunos ven esta orden como un nuevo capítulo en la comedia diplomática, mientras que otros temen que esto sea el principio del fin de las expresiones fuertes en la diplomacia, llevando a una nueva era de "diplomacia de salón de té".
Sin embargo, en un giro inesperado, se ha reportado que Trump está considerando una enmienda a la orden que permitiría a Rodríguez Parrilla gritar, pero solo si se trata de elogiar la cocina estadounidense, particularmente la especialidad del presidente: la hamburguesa.
Sin lugar a dudas la política internacional se enfrenta a un nuevo desafío: ¿cómo denunciar vigorosamente sin ser vigoroso? Solo el tiempo, y quizás un intérprete de señas diplomáticas, nos lo dirán.