Universidad Ñico López Otorga Doctorado Honoris Causa a Joe Biden


Por Ana Lisa Melhoyo

Este martes la Universidad Ñico López, la escuela del Partido Comunista de Cuba, ha decidido otorgar un Doctorado Honoris Causa en Ciencias Geopolíticas a Joe Biden. Este reconocimiento llega justo después de que su administración sacara a Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo, lo que añade una capa de ironía digna de un guion de Hollywood.

Para muchos politólogos esta decisión de honrar a Biden es un ejemplo perfecto de la política surrealista del castrismo, pero no para todos, ya que algunos afirman que un presidente estadounidense, conocido por su defensa del comunismo, es más que acreedor de este título de una institución que ha sido un bastión del socialismo.

Además este gesto podría interpretarse como un intento astuto de influir en la política estadounidense desde La Habana. Al otorgar este título, la Universidad Ñico López podría estar enviando un mensaje claro: "Mira, incluso el presidente de Estados Unidos se rinde ante nuestras enseñanzas". Sin embargo, es poco probable que Biden se sienta visiblemente halagado por recibir un título de una institución que representa abiertamente todo lo contrario a los valores democráticos de Estados Unidos.

Asimismo este acto no está exento de riesgos. Podría ser visto como una provocación hacia Washington, complicando aún más las relaciones entre ambos países. Sin embargo, también podría interpretarse como un intento de acercamiento y diálogo. En cualquier caso, el gesto ha capturado la atención del mundo y ha abierto un nuevo capítulo en el teatro político internacional.

Al final del día, el Doctorado Honoris Causa otorgado a Joe Biden por la Universidad Ñico López es un recordatorio de las complejas y a menudo absurdas dinámicas de la política global. Mientras Biden se prepara para recibir su título, (algunas fuentes cercanas dicen que lleva para La Habana un contenedor refrigerado repleto de helado, y un consolador extragrande para Raúl Castro) quizás deberíamos preguntarnos: ¿quién realmente se ríe al final?