Por Rosa Merlano
Este sábado Donald Trump ha agradecido a China por su inestimable contribución en su misión de hacer que Estados Unidos sea “grande de nuevo”. En un emotivo discurso, el ex presidente destacó cómo la mayoría de los productos que los estadounidenses consumen son “made in China”, desde teléfonos hasta juguetes, lo que, según él, es un testimonio del éxito de su agenda económica.
“Sin el apoyo de nuestros amigos en China, no tendríamos suficientes productos baratos para llenar nuestras casas”, afirmó Trump, mientras sostenía un iPhone y una muñeca Barbie fabricada en el gigante asiático. “Gracias a ellos, podemos disfrutar de la grandeza sin tener que preocuparnos por los precios”.
Los analistas políticos han señalado que esta dependencia de productos chinos ha permitido a Trump mantener su promesa de hacer a América grande nuevamente, aunque algunos se preguntan si eso significa grande en términos de consumo o en términos de producción. Mientras tanto, los economistas advierten sobre la “paradoja del nacionalismo” donde se ensalza a la nación mientras se depende de otra para lo esencial.
Así que, mientras Trump mira hacia el futuro con optimismo, el resto de los estadounidenses se preguntan: ¿realmente estamos haciendo a América grande otra vez o simplemente estamos llenando nuestros hogares con productos chinos?