Por Ana Lisa Melhoyo
En el día de ayer el régimen cubano ha decidido otorgar un reconocimiento especial a Silvio Rodríguez, declarando que es el “trovador más lamebotas de la patria”. La noticia ha causado revuelo en las redes sociales, donde los cubanos han reaccionado con su característico humor y sarcasmo.
“¡Al fin! Después de años de canciones y alabanzas al sistema, alguien se atreve a decirlo”, comentó un joven en Twitter, mientras otros se unían al festín de memes y comentarios sobre el galardonado trovador. “Silvio ha pasado más tiempo lamiendo botas que escribiendo canciones”, bromeó otro usuario, haciendo eco de la opinión popular sobre el artista.
El régimen, que siempre ha tenido una relación amorosa con el trovador, no escatima en elogios. “Silvio ha sido un pilar fundamental en la defensa de nuestra revolución”, afirmó un funcionario con una sonrisa forzada. “Sus letras son la banda sonora de nuestra lucha y su talento para endulzar la realidad es incomparable”.
Sin embargo, no todos están contentos con este reconocimiento. Algunos críticos han señalado que Rodríguez ha preferido ignorar las dificultades que enfrenta el pueblo cubano. “Mientras él canta en escenarios internacionales, nosotros seguimos sin pollo en la mesa”, se lamentó una madre en La Habana. “Quizás debería escribir una canción sobre eso”.
La controversia no se detiene ahí; los opositores al régimen también han aprovechado la ocasión para lanzar dardos. “Si Silvio es el trovador más lamebotas, ¿quién será el próximo? ¿Un artista que haga duetos con Díaz-Canel?”, se preguntó un comentarista sarcástico.
Mientras tanto, Silvio continúa su gira por el mundo, recibiendo aplausos y críticas a partes iguales. En su próximo concierto, se espera que haga referencia a este nuevo título honorífico. “Quizás cante algo como ‘La canción del lamebotas’”, sugirió un fan entre risas.
Así que, cubanos, prepárense para más canciones de amor a la revolución y menos críticas al sistema. Porque en la isla del socialismo eterno, siempre habrá espacio para un trovador que sabe cómo acomodarse en la alfombra roja del poder.