Por Rosa Merlano
El régimen cubano ha revelado su última y más poderosa arma militar durante los ejercicios Bastión 2025: la tanqueta humana. Sí, ha leído bien. No se trata de un misil de última generación ni de un dron futurista, sino de un oficial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias cuyo imponente físico ha sido cuidadosamente diseñado para, según fuentes oficiales, "aplastar al enemigo en el campo de batalla".
La imagen del oficial, cuyo nombre no ha sido revelado por "razones de seguridad nacional", se volvió viral en redes sociales. Mientras los cubanos de a pie hacen malabares para conseguir un plato de arroz, este coloso de la revolución parece haberse convertido en el símbolo viviente de la "igualdad social" que pregona el régimen. Con un peso que desafía las leyes de la gravedad y la lógica, la tanqueta humana es, según el Ministerio de Defensa, "el resultado de años de investigación y desarrollo en estrategias militares innovadoras".
Pero, ¿cómo se mantiene este prodigio de la ingeniería castrista en óptimas condiciones para la batalla? Según un comunicado oficial, la tanqueta humana sigue una dieta estricta y científicamente diseñada para maximizar su capacidad destructiva. Cada día, este soldado de élite consume media vaca, desayuna con 80 huevos (revueltos en mantequilla, por supuesto) y se toma seis cubetas de helado como postre. "Es un sacrificio necesario para la patria", explicó un portavoz del ejército, mientras ajustaba su cinturón militar que, curiosamente, no parecía apretado.
El régimen ha asegurado que la tanqueta humana es "irresistible en el campo de batalla". "Ningún enemigo podrá detenerla. Su masa corporal es tan imponente que, con solo rodar hacia adelante, puede desestabilizar cualquier formación militar", declaró un general, visiblemente emocionado. Además, se rumorea que su sudor ha sido clasificado como arma química por la ONU, aunque esto último no ha sido confirmado.
Mientras tanto, en las calles de La Habana, los ciudadanos se preguntan cómo es posible que, en medio de una crisis económica que ha convertido el pollo en un lujo, la tanqueta humana disfrute de un banquete digno de un faraón. "Aquí no hay ni para un pan con croqueta, pero parece que los jerarcas se están comiendo hasta el futuro de nuestros hijos", comentó un habanero, quien prefirió mantenerse en el anonimato por miedo a ser aplastado por una tanqueta humana en plena madrugada.
El régimen, sin embargo, insiste en que este nuevo desarrollo militar es "un triunfo de la revolución". "Mientras el imperialismo gasta millones en tecnología, nosotros hemos demostrado que con creatividad y una buena dieta podemos superar cualquier obstáculo", afirmó un alto funcionario, mientras se ajustaba la gorra militar y se preparaba para su próxima comida: un pavo de 60 libras asado con extra de grasa.