Javier Milei ordena la construcción de un muro en el lado argentino de la frontera con Bolivia


Por Benito Camelo 

La reciente decisión de Javier Milei de construir un muro en la frontera con Bolivia ha desatado una ola de risas y sarcasmo que recorre Argentina como un meme viral. En su afán por "hacer a Argentina grande otra vez", el presidente ha optado por una solución que, aunque no es tan monumental como el muro de Trump, promete ser igual de ridícula: una cerca de alambre de púas de apenas 200 metros.

La lógica del "muro"

En un país donde la economía se tambalea y la inflación parece un chiste de mal gusto, Milei ha encontrado en los migrantes bolivianos a su nuevo enemigo público. "Vamos a construir un muro y vamos a hacer que los bolivianos lo paguen", afirmó con la seguridad de quien cree que está en una película de acción. La idea es tan descabellada que hasta los propios bolivianos han respondido con preocupación, recordando que las fronteras deben ser tratadas con diálogo y no con alambrados.

Un cerco para la risa

El "muro" no es más que un cerco de alambre, lo que ha llevado a muchos a preguntarse si Milei realmente cree que eso detendrá el flujo migratorio o el narcotráfico. ¿Acaso piensa que los bolivianos se detendrán ante una valla de 2.5 metros? Si algo hemos aprendido de la historia es que los muros, por más altos que sean, nunca han logrado detener la creatividad humana. Los migrantes probablemente verán esta cerca como un nuevo reto olímpico.

La reacción del pueblo

Mientras Milei se regocija en su nueva consigna, muchos argentinos se preguntan si esta medida realmente aborda los problemas del país o si simplemente es una cortina de humo para desviar la atención de otros temas más urgentes. Las redes sociales han estallado en memes y comentarios sarcásticos, comparando a Milei con un niño jugando a ser arquitecto con bloques de juguete.

La construcción del muro en la frontera con Bolivia es un reflejo del enfoque simplista y caricaturesco que Milei tiene sobre problemas complejos. En lugar de buscar soluciones reales a la crisis económica y social del país, prefiere levantar cercas simbólicas que no solo son ineficaces, sino que también alimentan divisiones innecesarias entre pueblos hermanos. Al final del día, este "muro" podría convertirse en el símbolo perfecto de una administración más preocupada por el espectáculo que por la sustancia.