Por Rosa Merlano
Cómo ya lo había anunciado, Donald Trump ha decidido rebautizar el Golfo de México como el "Golfo de América". En su discurso inaugural, el ahora 47° presidente de Estados Unidos proclamó: “Este golfo es la piedra, no una piedra de crack, y mucho menos la piedra de Cuba, el comandante cagalitroso cenicero en jefe, si no la piedra angular del crecimiento de la nación, y vamos a hacer que su nombre refleje nuestra grandeza”. Porque, claro, si hay algo que necesita Estados Unidos en este momento, es un cambio de nombre geográfico.
El Departamento del Interior se unió al espectáculo, emitiendo un comunicado que describía al "Golfo de América" como “vital para el comercio y la producción energética”, como si el agua salada tuviera alguna preferencia por los nombres. “Es un homenaje a nuestra historia y nuestro futuro”, concluyó el texto, mientras los geógrafos se preguntaban si deberían empezar a llamar a las montañas Rocosas “Las Montañas de la Libertad”.
Reacciones Internacionales
La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, no tardó en reaccionar. “Para nosotros sigue siendo Golfo de México y para el mundo entero también. Ah, y menos para Cuba, que quiere ponerle 'Golfo Socialista de Cuba'”, dijo, mientras algunos especulaban si en respuesta debería renombrar Texas como “México del Norte” o Pinar del rio como "Cancún oriental". En las redes sociales, los memes comenzaron a circular rápidamente: Trump con un sombrero de vaquero y un mapa donde el golfo ondeaba una gran bandera estadounidense.
Los críticos no se quedaron atrás. Hillary Clinton, presente en la ceremonia inaugural, fue capturada riendo abiertamente ante la absurdidad del anuncio. “¿Qué será lo próximo?”, se preguntó un tuitero. “¿Renombrar el océano Atlántico como ‘Océano Trump’ porque suena más grande?”
¿Un Cambio Real o Simbólico?
Expertos han señalado que este cambio solo tendrá efecto dentro del territorio estadounidense y en documentos oficiales federales. La Junta de Nombres Geográficos (BGN) será responsable de implementar esta modificación en mapas y sistemas gubernamentales. Sin embargo, México seguirá usando el nombre tradicional, dejando a Trump con su nuevo título en una especie de juego geográfico, y a la espera de que Cuba se sume no a la fiesta con su "Golfo Socialista de Cuba".
“Cambiarle el nombre no cambiará su historia”, comentó un académico entre risas. “Pero al menos ahora podemos decir que tenemos un golfo más patriótico”.
¿Qué Sigue?
Trump dejó claro que esto es solo el comienzo. En su discurso inaugural, anunció planes para restaurar otros nombres históricos estadounidenses. “Vamos a renombrar todo lo que deba ser renombrado”, prometió. “Tal vez incluso las montañas Rocosas se conviertan en ‘Las Montañas de la Democracia’ o el Gran Cañón en ‘El Gran Donald Colorado’”.